Verónica Neghme

Asia, ¿un modelo de educación?

Por: Verónica Neghme | Publicado: Miércoles 11 de diciembre de 2013 a las 05:00 hrs.
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A inicios de este mes se dieron a conocer las mediciones de la prueba Pisa (Programa de Evaluación Internacional de los Estudiantes) de la OCDE, en donde los países asiáticos ocuparon los primeros puestos. Aún cuando Chile lidera dentro de América Latina, el informe señala que estamos bajo los promedios de la OCDE.

La prensa ha comentado mucho la relación existente entre los recursos destinados por los países a la educación y sus resultados, lo que no siempre coincide como es el caso de Shangai, que gasta menos de 
US$ 50 mil por alumno y obtuvo más puntos que países europeos como Luxemburgo, que gasta US$ 150 mil y ocupó un puesto más bajo. Es decir, mayores recursos no aseguran mejores resultados necesariamente. También son importantes las políticas públicas al apoyo a los profesores, generar capacidades, mejoramiento de infraestructura, horas de estudio que destinan los alumnos por semana, más creatividad, valoración docente. En Chile se destinan 90 minutos semanales al estudio, en comparación con los 200 minutos de Indonesia, y a los 700 minutos a la semana que pasan los estudiantes de Shangai, en desarrollar tareas y actividades programadas.

El éxito del resultado de los países en Asia es un tema que va más allá de los números, aún cuando es cierto que los alumnos estudian todo el día, que además complementan las clases que reciben en los colegios con clases extra, muchas veces pagadas con gran esfuerzo por sus padres, lo que genera stress. El éxito en Shangai, una ciudad de 23 millones de habitantes, se basa en el “programa de gestión empoderada”, mediante el cual se identificaron las escuelas de bajo y alto rendimiento y se adoptaron acuerdos contractuales, en donde las escuelas de alto rendimiento apoyan a las de más bajo rendimiento, se ofrece un plan de desarrollo individual a cada miembro del personal, se evalúa el progreso de los alumnos y se elabora un plan de cooperación entre las familias y las escuelas, que incluye visitas domiciliarias.

En casi toda Asia la educación es un tema fuertemente cultural, que se traduce en una mentalidad arraigada desde miles de años, en donde las enseñanzas del filósofo Confucio quedaron enquistadas en la identidad de países que han alcanzado altos rankings en la medición Pisa, basadas en la importancia de la educación para una sociedad meritocrática. De ahí la cultura del ahorro, porque muchos ignoran que aún cuando la mayoría de la educación primaria y secundaria pública en China es gratis, los estudios complementarios que pagan los padres (idiomas, reforzamiento de materias), son pagados, al igual que las universidades públicas, lo que se complementa con un sistema de becas.

No podemos pensar que un modelo asiático pueda ser adoptado en Chile estrictamente, porque hay enormes diferencias de todo orden. Pero sí reconocer que tendríamos que hacer políticas para mejorar la calidad de la educación, con un fuerte acento valórico, adoptar métodos de enseñanza acordes al siglo XXI, revitalizar el papel fundamental de la familia, como un actor relevante en este proceso y buscar apoyo en la empresa, en su rol de responsabilidad social.

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